lunes, 8 de diciembre de 2008

España, una historia única

La imagen de nuestro país fue ensuciada por sus enemigos históricos, pero la realidad, considerada con la objetividad de un científico norteamericano como Stanley Payne, es impresionante.

"España es algo más que un enclave geográfico. Es una historia compartida, una sangre que se ha mezclado mil veces, una comunidad de sentimientos, un proyecto solidario para el futuro, el marco que garantiza nuestra libertad, la unidad que nos da fuerza ante el mundo... todo eso y más es España". En consecuencia, "en esta nación que formamos todos, mandamos todos" y "la voluntad de los españoles no admite parcelas ni retales. Las decisiones en materias que afecten a todos las tomamos todos, y punto... En definitiva, que España es una nación y no diecisiete". Estas palabras, dichas en Francia o en Estados Unidos, en Portugal o en Alemania, en Gran Bretaña o en Italia, no serían motivo de discusión política. Izquierdas y derechas se reconocerían por igual en ellas, porque las discrepancias no afectan a la existencia del sujeto político. En España en 2008, en cambio, sólo Mariano Rajoy las pronuncia, con la seguridad de encontrar un rechazo casi unánime enfrente y no pocas dudas, cuando no miedos y traiciones, a su alrededor.

Una vieja disputa

El debate sobre la identidad histórica de España es añejo, y en él llevan ventaja en términos académicos los negacionistas, los que prestan voces y oídos a toda interpretación minimizante, denigratoria, insultante o escéptica del pasado del país. Son mayoría entre los políticos, y son mayoría aplastante entre los historiadores de profesión, reprimidos entre los complejos progres del 68 y los intereses concretos de las camarillas políticas y académicas.

Si se sometiesen hoy a votación las conclusiones básicas a las que llegaron en décadas de trabajo Eduardo de Hinojosa, Claudio Sánchez Albornoz, Ramón Menéndez Pidal, Alfonso García-Gallo y José María Lacarra, por hablar sólo de difuntos, hasta el último becario repipi aspirante a cátedra digital y el último progre acomplejado de Instituto se considerarían con derecho a enmendarles la plana o a considerarse con derecho innato a desmentirlos.

Dejémonos de florituras: el "problema de España" que tanto dividió a Rafael Calvo Serer y Pedro Laín Entralgo se resume ahora mismo en que tres generaciones de españoles han sido formadas en la ignorancia de nuestro pasado, en su conocimiento sesgado o falseado, en el desdén manifiesto hacia el mismo o en el odio hacia la comunidad que nos da nombre. Sólo la resistencia de una minoría de investigadores y docentes, el coraje ocasional de algún político y, eso sí, el sentimiento irracional de una mayoría de compatriotas está impidiendo la voladura final. En esto sí somos el asombro del mundo.

Fuente: http://www.elsemanaldigital.com/articulos.asp?idarticulo=90511

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya hace tiempo me apunté a unos cursillos de Historia de España y todo lo que he podido leer en este artículo me ha rememorado la idea que de aquellas jornadas quedó impresa en mi memoria.
La historia de España ha sido desvirtuada por intereses autóctonos o foráneos, esta tesis que ha sido expresada en este artículo, concuerda plenamente con la conclusión que saqué del cursillo.
Sin duda alguna compraré este libro.
Saludos

 
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